Yo creo que no hay nada más bello y estético que el simple blanco del fondo con el texto en negro. Ese y no otro es el motivo de que este blog tenga esta configuración tan minimalista. Siempre he pensado que es mejor sugerir que enseñar, que un susuro es mejor que un grito.
¿No se lo creen?
Por los Clavos de Cristo, no me pueden hacer esto. ¡Creanselo!
En los 70 del siglo pasado un escritor de ciencia ficción acuñó el término "impacto del futuro". Según él, con el paso de los años gente cabal, inteligente y totalmente adaptada a la tecnología de su época se vería superada por los nuevos inventos, incapaces de usarlos, ignorantes de su funcionamiento. Habrían sido impactados por el futuro.
Mi padre era una persona adaptada a la tecnología de su juventud. Sin embargo, desde que cambiamos el teléfono fijo de toda la vida por uno inalámbrico es incapaz tanto de llamar como de descolgar. Más de una vez me lo he encontrado mirando el mando de la televisión, apretando un botón, levantando la vista para ver si ha conseguido hacer algo y volviendo a bajar la vista al mando entre suspiros de indignación. Cambiar de canal es para él una tortura que soluciona levantándose para apretar el botón de la propia televisión o dándome el mando para que sea yo el que lo haga. Mi padre no ha sido impactado por el futuro; el futuro ha colisionado contra él como si del cometa de Armaggedon contra la Tierra se tratara.
Mi madre es incapaz de usar los mensajes del móvil. Mi hermana mayor solo ha conseguido entender los rudimentos de informática básicos para abrir MSN.
¿Y a que viene todo esto?
Bien, todos pensamos que esto jamás nos pasará a nosotros. Nosotros somos jóvenes, nosotros somos guapos, nosotros somos la cima de la evolución. El día que muramos se acabará el mundo. "Nosotros siempre rockanrolearemos, viejo", le decía Homer Simpson a su padre.
El futuro acaba de impactarme. ¿Creen que el fondo de este blog es blanco y sin ni un puñetero adorno debido a una decisión estética? ¡Ja! Eso es lo que cuento a mis amistades para que no piensen que soy tonto; eso me cuento también a mí mismo, "No, yo creo que no hay nada más bello y estético que el simple blanco del fondo con el texto en negro"; como en el cuento de la zorra y las uvas si no me las como es porque están verdes.
Lo he intentado todo, me he leído el manual, he hecho pruebas con el blog y... he sido incapaz de cambiar el jodido fondo. El futuro me acaba de sacudir un puñetazo en todos los morros.
La puntilla, la última puñalada de Bruto a César, me la acaban de dar por mail a informarme de que, por lo visto, nadie puede dejarme comentarios porque no he introducido no-sé-qué código anti-spam. "¿C-código anti-spam? ¿EXISTE eso?" conseguí balbucear el mail que le devolví (mil gracias, en serio, de no ser por ti aún viviría en la ignorancia). Me he puesto a trastear con el blog y he llegado a la conclusión de que no sé donde puedo poner esa maldita cosa del código anti-spam.
Me siento como Conan el bárbaro cuando viaja al presente en uno de los "What if" que hacía Marvel en los 80 y ante la visión de un automóvil gritaba "¡Por Crom! ¡Ese carruaje está tirado sin caballos!".
El futuro me ha dado una paliza y me ha dejado tendido en medio de la acera.
Bien, tras un reseteo se me han ido parte de los favoritos de Firefox a tomar por culo. Concretamente los de mi hermano. "Bien, no pasa nada, recupera la versión que tienes guardada y ya está. No habrá víctimas." Vale, pues no he dado a "importar" sino a "exportar". "¿Quiere usted sobre escribir el archivo?" y sobrescrito que ha quedado.
Cuando vuelva mi hermano de vacaciones aquí va a haber muertos. Menos mal que coincide su llegada con mi marcha (visto lo visto sería más correcto llamarlo "exilio" o "éxodo") y posiblemente salve el pellejo. Posiblemente, repito, mi hermano es bastante rencoroso.
Joder, como para no serlo. A ver como coño le explico que todo ha sido un lamentable, lamentable error.
En el episodio de "Los Simpson" titulado "Detrás de las risas" Homer dice "Pensaba que el jefe de policía era una prostituta" mientras asiente con una sonrisa de vacuidad en la cara.
Pues bien, una vez hubo un montón de gente que pensó que yo era una prostituta. Cosa complicada porque soy un chavalote más bien gordito que dificilmente puede ser confundido con una mujer.
Hace ya mucho, mucho tiempo, en segundo de carrera, hará la friolera de 6 años (vale, no hace TANTO tiempo) unos compañeros de clase, unos amigos míos y yo montamos un grupo de cine que mal que bien ha seguido produciendo subcultura hasta la actualidad. Hasta nos seleccionaron algún corto que otro por los festivales.
Hasta ahora he dirigido personalmente tres cortos de esos subculturales que parece que son malos aposta pero no, son malos porque sí, porque sé manejar una cámara lo mismo que un avión. De ahí que mi mayor éxito fuese que me emitiesen uno en un concurso que hicieron en Pecado Original. Pues vaya éxito, dirán. Pues sí, menuda mierda de éxito. Como los hermanos Marx nosotros salimos de la nada para llegar a la más absoluta miseria.
¿Y qué coño tiene que ver todo esto con la prostituta de las narices, dirán? Pues eso voy, ¡déjenme hablar!
El caso es que en navidades de 2004 estabamos terminando de grabar mi último corto, "Un buen consejo". Y en una escena el protagonista mira la sección de contactos del periódico, busca un anuncio de una prostituta y llama.
Andabamos con el tiempo contado para terminar de grabarlo, montarlo y enviarlo a un festival y aún teníamos que montarnoslo para hacer el anuncio. Mi amigo Diego y Co-director me decía que cogiera cualquier anuncio pero no, eso no me servía, yo necesitaba un anuncio de verdad, uno que expresara lo podría interesar al protagonista.
Así que ni corto ni perezoso me dirigí a las oficinas de El Heraldo de Aragón y puse el siguiente anuncio:
"Nerea, 24 años, universitaria, particular, no profesional, cariño y discrección, si buscas algo más llámame"
¿Se imaginan que número puse en el anuncio? Pues sí, queridos amigos, el mío. No podía poner uno al azar porque aparte de hacerle una putada como una casa a un desconocido (amén que si lo denunciaba a la policía se me podía llegar a caer el pelo) y no tenía tiempo para andar buscando el número de algún movil que se hubiese quitado algún amigo o familiar. Así, con dos cojones, dí el mío. Fue cachondísimo ver en las oficinas de El Heraldo de Aragón como me leía mi anuncio un aburrido administrativo para ver si todo estaba correcto mientras me miraba de arriba a abajo mirando la pinta de proxeneta que ese día llevaba (camista negra, vaqueros desgastados, cazadora de cuero gastada, barba de una semana).
Pagué para que pusieran el anuncio sólo un día, un sábado, y me dije a mí mismo "Bah, ¿cuanta gente va a ver el anuncio si solo va a estar un día?" CRASO ERROR. Ese mísmo sábado me despertó a las 7 de la mañana una llamada desde un número desconocido. Durante las siguientes dos semanas recibía una media de 50 llamadas de números desconocidos, además de algún que otro mensaje subidito de tono. Y en las dos semanas siguientes la cosa fue decreciendo pero aún recibía dos o tres llamadas de números desconocidos. A veces descolgaba el teléfono para ver que clase de gente llamaba a una cosa así y solía encontrarme con voces sudorosas (sí, no se me ocurre otra palabra mejor) preguntando por "Nerea". Por puro aburrimiento hice un recuento de llamadas que me habían hecho desde cada número y alguno llegó a hacerme hasta 60 llamadas en varios días.
En fin, cuando cuento esta historia me dicen que si me falta un hervor para hacer eso pero juro y perjuro que jamás se me ocurrió que la gente estuviera TAN mal y tan necesitada de cariño y falta de amor.
Pues eso, que esa es la anécdota de la prostituta y de como de ser mujer hubiese encontrado un trabajo en el que hubiese estado muy solicitada.
Por cierto, el corto fue un fracaso de público y crítica. Todo el mundo afirmó que era un birria. Pero y lo que nos reimos... ¡ah, lo que nos reimos!.
P.D.: si después de esto os ha quedado ganas de ver este corto u otro de los que hacemos no os quedeis con las ganas. Podeis verlos aquí: http://vortice_films.spymac.com/
El otro día vi un documental sobre "reality shows". Ya saben, Gran hermano, La granja de los famosos, etc. El caso es que en Estado Unidos hay un programa de este tipo en el que se encargan de coger a chicas feillas y convertirlas en Reinonas. "The Swan" se llama, creo. Y para convertirlas en Princesas no descartan nada: operaciones de cirugía estética, liposucciones, gimnasio, recostrucción total de la boca en quirófano y un largo ecétera. Hasta ahí no tengo nada que objetar, cada cual es libre de hacerse lo que le de la gana. Como si es un reality de sadomasoquistas y se ve en directo como les dan de latigazos. A mí plim, yo duermo en Pikolin.
Un crítico ha salido diciendo que es un repugnante programa basura en el que se aliena a la gente confundiendo sus valores morales hacia la frivolidad más descarada. Y algo de acuerdo también estoy.
La réplica de la productora del programa ha sido curiosa: "Si te haces un corte de pelo y te ves más guapo te sientes mejor. Por lo mismo, estas mujeres tienen todo el derecho a sentirse mejor al verse más guapas". Y también me parece muy correcto. Tienen todo el derecho del mundo a sentirse más guapas.
Ni critico ni defiendo. Cada cual tiene derecho a hacer lo que le de la gana siempre que no perjudique a los demás. Ahora, encontrar la felicidad en una reconstrucción total de uno mismo es como meter la basura debajo de la alfombra, los problemas siguen ahí pero menos evidentes.
No tengo nada en contra de que alguien encuentre la felicidad en la punta de un bisturí. Pero es exactamente igual que el que la encuentra en el fondo de una botella. Ambos tratan de ocultar sus problemas detrás de algo.
Pero claro, vive y deja morir. Cada cual sabrá que es lo que le conviene.
En serio, esto es ridículo. Llevo el pantalón del pijama al revés. Totalmente al revés. La parte de dentro la llevo por fuera. La etiqueta en la parte de delante. Me acabo de mirar el ombligo y he visto la etiqueta flotando un centímetro por debajo.
Por lo visto llevo todo el día así y no me había dado cuenta hasta ahora.
Dicen que de lo sublime a lo ridículo hay solo un paso. Bien, pues yo me he pasado cuatro pueblos.
ACTUALIZACIÓN:
Diez minutos después aún llevo el pantalón al revés. Comienzo a pensar que lo llevo así por gusto.
Escena: Un bar. En una mesa, un grupo de Vikingos con cascos con cuernos. Un hombre y su esposa son depositados desde el techo en una mesa.
Hombre: Sientate aquí, querida.
Esposa: Está bien.
Hombre: (a la camarera) ¡Buenos días!
Camarera: Buenos días
Hombre: Bien. ¿Qué tienen?
Camarera: A ver... hay huevo y panceta; huevo, salchichas y panceta; huevo y spam; huevo, panceta, salchichas y spam; spam, panceta, salchichas y spam; spam, huevo, spam, spam, panceta y spam; salchichas, spam, spam, panceta, spam, tomate y spam, ....
Vikingos: (comenzando a cantar) spam, spam, spam, spam .....
Camarera: ..... spam, spam, spam, huevo y spam; spam, spam, spam, spam, spam, guisantes cocidos, spam, spam, spam.......
Vikingos: (cantando) ¡Spam! ¡Rico spam! ¡Rico spam!
Camarera: ......o Langosta Termidor a la Crevette con salsa mornay a la Provenzal con cebollitas y berenjenas acompañada con paté de trufas, cognac, un huevo frito encima y spam.
Esposa: ¿Tienen algo sin spam?
Camarera: Bueno, hay spam, huevo, salchichas y spam, que no tiene mucho spam.
Esposa: ¡No quiero nada de spam!
Hombre: ¿Por qué no le trae huevo, panceta, spam y salchichas?
Esposa: ¡Porque tiene spam!
Hombre: Pero no tiene tanto como el spam, huevo, salchichas y spam, ¿no?
Vikingos: Spam, spam, spam, spam ("in crescendo" durante las siguientes frases de la conversación)
Esposa: ¿Podría preparar huevo, panceta, spam y salchichas sin spam, entonces?
Camarera: ¡Ummmm!
Esposa: ¿Qué quiere decir con "Ummmm!"? ¡No me gusta el spam!
Vikingos: ¡Rico spam! ¡Maravilloso spam!
Camarera: ¡Cállense!
Vikingos: ¡Rico spam! Maravilloso spam!
Camarera: Cállense! (los Vikingos se detienen) ¡Malditos Vikingos! No, no puede pedir huevo, panceta y salchichas sin spam.
Esposa: (chilla) ¡No me gusta el spam!
Hombre: Shhh, querida, no hagas un escándalo. Yo me comeré tu spam. Me encanta. Y voy a pedir spam, spam, spam, spam, spam, spam, spam, guisantes cocidos, spam, spam, spam y spam!
Vikingos: (cantando) Spam, spam, spam, spam. ¡Rico spam! ¡Maravilloso spam!
Camarera: Cállense! No nos quedan guisantes.
Hombre: Bueno, ¿podría comer el spam de ella en lugar de los guisantes?
Camarera: Quiere decir spam, spam, spam, spam, spam, spam, spam .... (pero es demasiado tarde, y el canto de los Vikingos ahoga el sonido de sus palabras)
Vikingos: Spam, spam, spam, spam. ¡Rico spam! ¡Maravilloso spam! Spam, spa-a-a-a-a-am, spa-a-a-a-a-am, spam. ¡Rico spam! ¡Rico spam! ¡Rico spam! ¡Rico spam! ¡Rico spam! Spam, spam, spam, spam.
http://www.watchmechange.com/indexe.php?pid=3ee28b942a19112e60df2d4dca01946e
Señores, me acabo de retratar. ESO soy yo. Solo que yo no bailo tan bien como este alter-ego virtual.
Despreciado por los no jugadores por su contenido violento, Grand Theft Auto: San Andreas es una obra de arte político para las masas malentendida. Lo digo en serio.
La gente tiene buenas razones para que no les guste Grand Theft Auto de Rockstar Games. Después de todo, los juegos han ido consiguiendo destruir la sociedad occidental, dejándonos a todos a merced de bandas de jóvenes asesinos que ahora campan libremente por las calles armados con sierras mecánicas, lanzallamas, y una compulsión propia de zombis para convertir en cadáveres cualquier cosa que aún viva. ¿Recuerdas el año pasado, cuando el día después de que Grand Theft Auto: San Andreas fuese lanzado los porcentajes de crímenes en todos los países occidentales se incrementaron instantáneamente un 1.000%? En las semanas siguientes, los gobiernos se vinieron abajo. Los ejércitos se desmoronaron. Y ahora reina la anarquía.
Esperen. De hecho nada de eso pasó, ¿no es así? Grand Theft Auto no ha destruido el mundo, imagínense. No es que la realidad importe mucho cuando uno está furiosamente escandalizado. Los políticos aún señalan a Grand Theft Auto cuando defienden que la legislación de los videojuegos es necesaria y los grupos vigilantes de los medios aún basan sus listas de los 10 videojuegos que inevitablemente destruirán la sociedad en las listas de juegos más vendidos.
Incluso muchos, dentro de la industria del videojuego tratan de distanciarse de Grand Theft Auto. Un artículo en la revista Game Developer acerca de la Ética del diseño de videojuegos mostraba a numerosos diseñadores de juegos menospreciando la franquicia. Con la confianza de un hombre afirmando que el cielo es azul o que Ashlee Simpson no tiene talento (N.del T: actriz y presentadora estadounidense), John Whitmore de 2015 studios (co-creador de Men of Valor) comentó es difícil llamar a un juego como Grand Theft Auto arte con mayúsculas.
Withmore no podía estar más equivocado. Los juegos de Grand Thef Auto no son solamente obras de arte, sino que están entre las obras de arte político de masas más comprometidas que se pueden encontrar en los últimos diez años. A través de la brillante integración de los desarrolladores de Rockstar North de tramas antisistema en sus argumentos, diseños de mundos y su jugabilidad, la serie Grand Theft Auto ha llevado un poderoso mensaje a millones de jugadores en todo el mundo. Grand Theft Auto: San Andreas es la obra maestra en esas series. Su representación de los Estados Unidos a través del estado ficticio de San Andreas presenta una feroz crítica de la cultura consumista americana, las horribles desigualdades sociales que perpetúa, y el daño que ha causado al resto del mundo.
Los no jugadores están acostumbrados a oír acerca del contenido violento de Grand Theft Auto y como los juegos permiten a los jugadores llevar a cabo comportamientos criminales que van desde el robo de coches al homicidio. Probablemente han leído en algún sitio que puedes practicar el sexo con una prostituta y después matarla y recuperar tu dinero. De todas formas, dado que no juegan a los juegos de los que se quejan, los no jugadores nunca entenderán el contexto en el que esta violencia tiene lugar. Imagina enseñando una escena violenta de El Padrino a alguien sin dejarle ver el resto de la película. Parecería horrible. Viendo la misma escena en el contexto de la película completa, sin embargo, le permitiría ver que la violencia es una parte integral del mensaje de la película acerca de la manera en la que el capitalismo alienta el afán despiadado del dinero.
En la serie Grand Theft Auto, las emisoras de radio del juego proporcionan un contexto para la violencia y la carnicería que puedes ver y causar en el juego. Mientras conduces, navegas o vuelas, puedes escoger entre una gran variedad de emisoras (rap, noticias, country, clásicos, etc) para acompañar tus aventuras. Aparte de música, las emisoras incluyen una variedad de segmentos hablados. Escuchar las tertulias, los anuncios del DJ Banter y los falsos anuncios da profundidad y significado al mundo que tu personaje habita. Y no suenan nada bien. Escuchando la radio, es muy evidente darse cuenta de la imagen que el juego ofrece de los Estados Unidos como un lugar superficial, hipócrita y violento poblado por individuos egoístas concentrados en mejorar su situación a expensas de los menos afortunados. En este contexto, el repugnante comportamiento de tu personaje parece casi corriente.
He aquí un buen ejemplo de uno de los anuncios satíricos oídos en las emisoras de radio de San Andreas. El anuncio está promocionando una gira de conferencias del autor Mike Andrew, en las que intenta convencer a la gente de que, como el título de su libro indica, Los harapos son riqueza:
Mike Andrews: Entiende que ser pobre está bien. Hace falta que haya pobres. Los ricos somos el yin. Vosotros sois el yan. Os necesitamos!
Hombre del público: Señor Andrews, he tenido una racha de mala suerte y me pregunto si el estado podría ayudarme a recuperarme.
Andrews: Esta es la clase negativa de palabrería egoísta y auto obsesiva que no ayuda a nadie. Mi programa le enseñará nuevas perspectivas vitales. En vez de quejarse por ser pobre, disfrútelo. Vea la tele. No vote. ¿A quien le importa?
Hombre: Pero es que estoy sin casa.
Andrews: Está totalmente equivocado. La sociedad no le debe a usted nada. El gobierno tiene mejores cosas que hacer que preocuparse, como matar inocentes. Tienen todo lo que necesitan, así que disfruten sus vidas.
Anuncios como este posicionan los crímenes y la violencia perpetrada por tu personaje (en San Andreas juegas como Carl Johnson, el afroamericano y miembro de una banda conocido como CJ) frente a un escenario de creciente disparidad entre ricos y pobres, así como de violencia contra la población extranjera patrocinada por el gobierno. San Andreas tiene lugar al principio de los 90, una época en la que el presidente George Bush estaba profundizando en las políticas económicas y sociales neoconservadoras iniciadas bajo el mandato de Ronald Reagan y los Estados Unidos acababan de lanzar ataques militares en Panamá e Irak mientras mantenían una sangrienta guerra contra las drogas en Latinoamérica.
El contenido de las emisoras de radio de San Andreas atrae la atención constantemente hacia las desigualdades sociales de América. Otro anuncio promociona Executive Termination Services, una compañía que construye fortalezas para clientes ricos para que no puedan ser acosados por los preocupantemente menos afortunados. Cuando uno tiene éxito, no quiere ser molestado, enfatiza la voz del locutor. El mundo es un lugar peligroso. Para usted, no tiene porque serlo.
Otro anuncio invita a los turistas a experimentar unas vacaciones americanas reales, visitando Carcer City, la brillante joya en la corona de la costa oeste (y el lugar donde transcurre otro juego de Rockstar North, el increíblemente sangriento Manhunt). Es acero, hielo y pobreza, informa la pretenciosa narradora. Observa a hombres reales trabajando, perdiendo sus trabajos y luchando en nuestro tour especial en una fundición. Esta es la América real: borracha, sin trabajo, y enfadada. Oye el rugido del águila en Carcer City. Esto es América."
Anuncios como ese implican una división masiva entre los que tienen y los que no tienen en la sociedad americana, una imagen confirmada por tus experiencias como CJ dentro del juego. Mientras que el locutor conservador de I Say, You Say está promocionando su sección acerca de gente que no tiene seguridad social y está genuinamente contenta de no tener que cargar con ello y una llamada al programa de deportes Tight End Zone dice que la ciudad debería desocupar más viviendas para hacer campos de golf, puedes conducir a través de Los Santos (la versión de Grand Theft Auto de Los Ángeles) y ser testigo de primera mano de las absolutas diferencias en estilo de vida entre los guetos empobrecidos de Ganton y Las Colinas y las elegantes mansiones de los vecindarios de Mulholland y Richman. Cuando oyes un anuncio de cirugía plástica creativa diciéndote que no ser perfecto es la negación de lo americano, puedes estar conduciendo a través de uno de los destartalados parques de caravanas y chabolas que pueblan el paisaje de los campos San Andreas y te das cuenta inmediatamente de la gran discrepancia entre el mensaje del anuncio y la realidad del mundo que estás experimentando.
Presentado por el matrimonio compuesto por Peyton y Mary Phillips, I Say, You Say, se burla del tipo de tertulias polémicas que enfrentan a un invitado de izquierdas contra otro de derechas para discutir los temas del día (el verbo discutir aquí realmente significa alzar progresivamente la voz mientras se repiten los mismos argumentos una y otra vez). El erudito Peyton resume las opiniones divergentes de la pareja acerca de cómo se debería manejar el país: ¿Es, como pienso, un caso de compartir y compartir por igual, amar al prójimo, y vestir todos monos iguales mientras trabajamos en granjas hidropónicas cultivando patatas? ¿O mata o te matarán, aplastar al débil y matar de hambre al pobre, como piensa mi maravillosa mujer? Emisiones como esta dejan claro que las disparidades que se ven en el juego no son accidentales. Son el resultado directo de las políticas sociales y económicas del gobierno de los Estados Unidos.
Mary es una conservadora fanática, como Ann Coulter pero sin ni siquiera la pretensión de ser consciente de ello (N. del T: Ann Coulter es una periodista, presentadora y autora de libros estadounidense que se destaca por sus ataques a los sectores progresistas), y sus comentarios son un vistazo hiperbólico de la particular clase de actitud capitalista que gobierna la América moderna. Acerca de si debe prohibirse fumar, dice: Bueno, esto es algo simple. La democracia funcionando otra vez en nuestro estado. Parece algo bueno a primera vista, pero la democracia solo funciona cuando estás de acuerdo con ella. Si no, es mejor apoyar un estado totalitario. Cuando un oyente admite que ha matado a varios inmigrantes ilegales y pregunta si puede obtener ventajas fiscales por sus crímenes, Mary se muestra entusiasta: Pregúntele al contable si los puede registrar como empleados. Entonces, esconda la mayor parte de sus ganancias en paraísos fiscales en un complejo esquema de lavado de dinero destinado a apoyar el tráfico de drogas. Entonces puede pagar virtualmente nada de impuestos y quejarse sobre lo horrible que es el país, sabiendo que hace lo menos posible para ayudar. Sí, es una gran oportunidad para pensar solo en el beneficio.
Muchos críticos del capitalismo argumentan que es precisamente este pensar solo en el beneficio lo que está causando los tipos de desigualdades económicas que se pueden ver mientras se juega a San Andreas. Este egoísmo, sostienen, es alimentado por el capitalismo de mercado libre en el que la acumulación de riqueza personal a toda costa está justificada por los supuestos beneficios que la población recibirá al filtrarse la riqueza desde las capas sociales más altas hasta las más bajas (N. del T: trickle-down economics en el original). Querer nadar y guardar la ropa es considerado un derecho moral entre los modernos capitalistas neoconservadores. O, como dice divertidamente un anuncio de pasteles en San Andreas, Dicen que América está más gorda que nunca, pero cuando eres el número uno hay que celebrarlo. Y porqué no celebrarlo con un pastel, ¡cada día!.
Es obvio que Grand Theft Auto no muestra a los Estados Unidos como una utopía de libre mercado. Además de exponer impávidamente las divisiones de clase del país (de la misma manera que lo hacen películas como Boyz in Da Hood o Menace II Society, en la que San Andreas se inspira), las emisoras caracterizan el capitalismo americano como corrupto y deshonesto. Los anuncios de la cadena de comida rápida Cluckin Bell llaman la atención sobre el horrendo trato a los animales, su asqueroso expediente medioambiental, y su uso regular de sobornos políticos para evitar ser denunciados criminalmente. Un anuncio institucional particularmente gracioso que desaconseja a los padres que compren una anticuada y peligrosa bicicleta, No dejen que los adolescentes vayan en bicicleta. Sea una madre, no una asesina, está sospechosamente patrocinado por la oficina del gobernador de San Andreas y la marca de coches Maibatsu.
Está claro que no se puede confiar en los políticos y las corporaciones, pero tampoco puedes fiarte de los medios de San Andreas. La emisora WCTR es una brutal parodia de la manera en que los intereses corporativos controlan las noticias en América. Propiedad de la cadena de armerías Ammu-Nation (proveedores de todo lo que necesitas para sentirte varonil y patriótico), en las cuñas de autopromoción de la emisora WCTR se identifican como los portadores de todas las noticias que el gobierno quiere que escuches.
Los poco fiables medios de San Andreas contribuyen a uno de los temas dominantes del juego: que América está llena de secretos de los que la población general no saben nada. El personaje del activista social y rapero Chuck Ds Forth Right MC, el DJ que pincha en la emisora Play Back FM, está constantemente advirtiendo a sus oyentes de que no crean al gobierno. De manera similar, un hippy pasado de vueltas conocido solo como The Truth le da la charla a DJ sobre los diferentes asuntos que el gobierno oculta y de los que él está al tanto. Tanto The Truth como Chuck Ds Forth Right MC hablan mucho acerca de cómo el gobierno miente acerca de la existencia de extraterrestres. Esto podría hacer que los asuntos conspiratorios en San Andreas son ridículos excepto por dos cosas. Una, las aparentemente absurdas teorías acerca de la ocultación gubernamental de las evidencias extraterrestres resultan ser ciertas. Y dos, el juego muestra que el gobierno está haciendo cosas incluso peores a espaldas del electorado.
San Andreas se encuentra a medio camino entre Expediente X, JFK de Oliver Stone y Fahrenheit 911 de Michael Moore en su retrato del gobierno de los Estados Unidos como fundamentalmente deshonesto y corrupto. Las noticias de la WCTR (cuyo eslogan, aprobado por Rupert Murdoch es nosotros distorsionamos, vosotros no podéis replicar) (N.del T: Rupert Murdoch es el dueño de la cadena ultraconservadora FoxNews y muchos otros medios en todo el mundo) ofrecen un vistazo a las operaciones secretas que el gobierno americano está realizando en el extranjero y la complicidad de los medios en mantener al público apartado de esas informaciones. Finalmente, en noticias internacionales, un agente sospechoso de ser estadounidense fue detenido en Panamá vendiendo armas a las guerrillas ultraderechistas, causando un importante incidente, empieza diciendo un reportero antes de que el locutor continúe a un ritmo mucho más rápido: Pero vamos a quitarle importancia a esas implicaciones y esperamos que disfruten de los deportes esta noche.
La sátira política se convierte en seguida en una parte importante de la trama del juego, a medida que CJ descubre que está recibiendo órdenes de un agente del gobierno envuelto en combatir las amenazas en Latinoamérica con los medios que sean necesarios. Los métodos de este agente incluyen traficar con drogas para conseguir dinero para intereses en el extranjero, así como financiar dictadores militares a cambio de contratos de armamento. Y mientras las tácticas del gobierno son tremendamente ilegales, el agente las justifica como la única manera de proteger los Estados Unidos y, específicamente, su cultura capitalista. Chicos como tú, esperáis héroes, le grita a CJ. ¡Estamos luchando en una guerra ahí fuera! Seré un héroe y perderé. ¿Y entonces qué pasara? Comunismo en Ohio. La gente compartiendo. Nadie comprará nada. Esa clase de mierda.
Así que esta es la América de San Andreas reducida a su esencia: un lugar donde la violencia y el crimen son simples herramientas para ganar dinero. Si ese es el contexto en el que te sumerges mientras juegas el juego, entonces tu comportamiento criminal como CJ encaja a la perfección. Tu criminalidad simplemente se ciñe a los estándares establecidos por los líderes de la sociedad Americana.
Como todas las grandes sátiras, Grand Theft: Auto San Andreas fuerza a su público a mirar el reflejo de su país en un espejo que no perdona. La cosa es así: tu y yo, Carl, somos lo mismo, explica el agente estadounidense. Mientras el protagonista del juego se dedica a repartir muerte y caos por todo el estado, el gobierno americano y las corporaciones están ocupados sembrando violencia y conflicto por todo el mundo mientras dejan que miles de sus ciudadanos languidezcan en la pobreza. No es sorprendente que a mucha gente no le guste lo que ve en un juego de Grand Theft Auto; no es una imagen nada halagüeña. A pesar de que ver a jugadores simulando que matan prostitutas es ciertamente un comportamiento inquietante, en términos generales, los crímenes virtuales cometidos en San Andreas no son nada en comparación con los crímenes reales que se cometen cada día y que pasan desapercibidos. Es de esperar que una vez que se hayan cansado de quejarse sobre la maldad de una forma artística que no entienden, a los que no juegan les quedara aún un poco de indignación moral que dirigir hacia las cosas que realmente la merecen.
Texto traducido por Daniel Gómez Cañete y extraido de Elastico. net
Texto original:
http://www.game-brains.com/archive/jan17_2005/gta_sanandreas.htm
¡Camaradas!
¡Tomemos el palacio de invierno y después bajémonos el último Reggaeton del verano!
¡Viva la Revolución comunista-descargante!
¡De descarga en descarga hasta la descarga final!
Odio salir.
Odio los bares.
Odio ligar.
Pero lo hago o lo intento cada fin de semana.
Odio ligar. Rara vez lo intento. Casi siempre es un desastre. Definiría ligar como "aquello que los demás hacen y yo no" si no fuera porque por esa definición ya me viene "follar".
Este fin de semana me entró una chica. Era mona.
- Chica: Hola, me suena tu cara.
- Yo: Pues no sé, mi cara es muy común.
- Chica: Pues me suena mucho
- Yo: Ummmm, ¿has estudiado Historia?
- Ella: Pues... no.
- Yo: ¿Que edad tienes?
- Ella: 19
- Yo: Ummm, definitivamente no nos conocemos de clase.
Ahí acabó la conversación. Pensé: "Joder, a ver si me ligo una tía así".
Diez minutos después, heineken en mano, me dí cuenta que me estaba entrando con todas las de la ley. O, al menos, me había dado pie a lucirme, cosa que tampoco es muy frecuente.
Llegados a ese momento me fui a casa.
Y a Dios gracias que no me tiré por el puente.