Hola, gente.
Se habrán dado cuenta que ultimamente no escribo mucho. Eso tiene una fácil explicación: soy felíz. ¿Y qué sentido tiene escribir cuando se es feliz? Reconozcámoslo, los bloggers somos gente de naturaleza amargada. Nos encanta ser infelices, gozamos quejándonos, disfrutamos arrastrando esa vena de "poeta maldito" que en realidad se queda en pataleta llorona.
¿Que siginifica esto? ¿Que no voy a escribir más? ¡No! ¡Jamás! Que cobardía sería esa. Significa que a partir de ahora, y hasta que cambie la marea les pienso atormentar con post pastelones de niños jugando y perritos juguetones. Quiero que todos ustedes sufran mi felicidad. Maldita sea, ¿han entendido? Sí, que sufran.
Sólo hay una cosa que le guste más a un blogger que lamentarse, y es que otros sufran su felicidad. Y les advierto a todos que ahora mismo soy muy feliz.
Avisados quedais.