Habría que echar un polvo con cualquier persona que nos atraiga. Sería una forma mucho más natural, sencilla y económica de saber si puede haber algo que interminables tardes de cafés y dudas. Un polvo y, si gusta, un segundo. Y si no, aquí paz y después gloria.
Escrito por fettuchini a las 24 de Abril 2009 a las 06:50 PM